Una habitación en la que se celebra una fiesta entre amigos en la que no faltan las drogas ni el alcohol. Toda ella está decorada con todo tipo de parafernalia nazi como banderas, sombreros e incluso un águila con una esvástica. Hasta aquí todo puede parecer más o menos normal en una noche de descontrol y juerga.
En un momento dado, se observa a un hombre que se pone delante de la cámara que está grabando y esnifa una raya de cocaína justo después de susurrar ‘no debería’. Se acabó toda la normalidad porque ese señor es el padre Stephen Crossan, cura de la iglesia de San Patricio en Banbridge (Irlanda del Norte) y ese cuarto es el suyo en los bajos del templo sagrado.
Acaba de empezar un escándalo que no solo ha sacudido a este tranquilo pueblo, de apenas 18.000 habitantes, sino a toda la comunidad católica del mundo.
Fueron dos días de desenfrenada fiesta que terminaron en casa del párroco, donde los invitados estuvieron cerca de 7 horas. Allí, uno de ellos grabó el polémico vídeo, que ha visto la luz gracias a que lo ha publicado el periódico The Sun, en su edición irlandesa.
Esta persona, de la que no se conoce el nombre ha contado los motivos por los que lo difundió y ha dado detalles de cómo fue la juerga.
“Es impactante. Se supone que debe ser un miembro ejemplar de la sociedad. Él no debería tomar drogas”.
Lo más curioso de toda la historia es que la mayoría de los compañeros de farra no sabían que Stephen era un sacerdote, tal y como reconoce esta fuente. Crossan se hizo pasar por trabajador social y ellos no fueron conscientes de a qué se dedicaba hasta que les invitó a su cuarto bajo la iglesia de San Patricio.
Pero si el momento de la cocaína ha sido polémico, no se ha quedado ni mucho menos atrás toda la simbología nazi. De hecho, el cura se puso una gorra e hizo el saludo fascista, aunque el testigo ha confirmado que era de broma.
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