INTERNACIONAL.-Vivían de noche y dormían de día, por eso nadie los vio durante años. Los niños no comían, no veían la luz del sol, no sabían lo que era un agente de policía o una medicina. Llevaban dos años planeando la huida. Finalmente, una niña de 17 años reunió el valor suficiente para salir por una ventana de su casa, llamar a la policía y sacar a la luz uno de los casos más espantosos de abuso infantil que ha visto Estados Unidos.
Este jueves se conocieron los primeros detalles de la casa de los horrores de Perris, California, donde la policía encontró a 13 hermanos, entre dos y 29 años, desnutridos y malolientes secuestrados por sus propios padres.
La rueda de prensa del fiscal del distrito de Riverside, Mike Hestrin, para explicar los cargos contra David y Louise Turpin reveló el infierno que se ocultaba en un chalet de clase media a 120 kilómetros al Este de Los Ángeles y que fue descubierto por la policía a las 7 de la mañana del domingo pasado.
La familia entera se acostaba sobre las 5 o las 6 de la mañana, explicó el fiscal. Dormían todo el día y estaba despiertos toda la noche. La casa apestaba. A los niños solo se les permitía bañarse una vez al año. Si se lavaban las manos por encima de las muñecas, los padres los castigaban por malgastar el agua.
Además de los cargos de tortura y secuestro, están acusados de 7 cargos de maltrato a adultos dependientes (por los mayores de edad) y 6 cargos de maltrato de menores, y al menos un cargo de abuso sexual del padre sobre una de las niñas.